A lo largo de la historia, en sus contiendas el hombre siempre ha intentado infligir el máximo daño a su oponentes exponiéndose él lo menos posible. Empezó usando su propia fuerza para proyectar objetos a una distancia limitada y más adelante le siguieron máquinas simples como la catapulta. Un gran salto cualitativo en este campo fue la aparición del cañón en el siglo XIII en China. Aunque muy toscos e ineficaces, la semilla estaba plantada, y éstos se fueron perfeccionando logrando mayor alcance y precisión. No obstante, se llegó a un límite en su alcance (Principal característica) y además, al aumentar éste, también ser perdía en precisión. Esto hizo que los ingenieros y científicos comenzaran a plantearse una nueva opción que hasta entonces había sido relegada a un segundo plano; Los cohetes. Estos, a diferencia del cañón que otorgaba un intenso y breve empuje inicial, poseían una autopropulsión duradera, de forma que eran constantemente acelerados, y para incrementar el alcance bastaba con aumentar el tamaño del proyectil.
LOS COHETES
Grabado que muestra a un soldado imperial chino lanzando un cohete militar
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Fue a finales de siglo cuando el profesor ruso Konstantin Tsiolkovsky desarrolló multitud de ideas sobre cohetería, concretamente, la más notable fue la aplicación del combustible líquido. Otro hombre que impulsó notablemente esta ciencia a nivel teórico fue Herman Obert. Pero finalmente el impulso práctico, bastante grande por cierto, vino de mano de Robert H. Goddard. Este enfocó su investigación en torno al motor de combustible líquido. Al primer prototipo que voló durante tres segundos el 16 de marzo de 1.926 le siguieron otros muchos, cada vez más grandes y potentes. Otra importante innovación que introdujo fue la de equipar a los cohetes con giroscopios. Estos, conectados a unas aletas de control en la base hacían que el cohete siguiese una trayectoria recta sin necesidad del sistema de rotación, bastante engorroso en cohetes de tamaño considerable. Finalmente, tras una serie de fracasos, Goddard que era muy introvertido, optó por abandonar sus proyectos y pasó a ser un ingeniero más en el programa de cohetes del ejército de los Estados Unidos. Falleció el 10 de agosto de 1.945.
Armeros fijando cohetes bajo el ala de un caza estadounidense durante la
Segunda Guerra Mundial
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Batería de Katiushkas disparando
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Desde entonces hasta ahora, los cohetes han evolucionado muy poco dándoseles el mismo uso que en aquella época. Ataque Aire-Superficie ligero y Superficie-Superficie medio. Esto se debe a que su evolución dio lugar a una nueva variante, el misil.
MISILES
El principal defecto que adolecen los cohetes es su falta de precisión. Una vez disparado y agotado su combustible sigue una trayectoria balística invariable al igual que los proyectiles de cañón. Lo único que puede hacerse es estimar la posición del enemigo y apuntar lo mejor posible. Eso hace que sean necesarias grandes cantidades para causar los efectos deseados. No obstante, dada su limitada velocidad en comparación a los cañones y su versatilidad, permitían la inclusión en el conjunto de algún sistema de guía. Es esta capacidad lo que diferencia al misil de cualquier otro arma, la posibilidad de elegir el objetivo exacto, y ello puede conseguirse de diversos métodos; Programando la zona previamente en el misil, controlándolo desde la plataforma de lanzamiento durante su vuelo o haciendo que este mismo, a través de sensores busque automáticamente a su objetivo y lo siga. Cada método es apropiado para un determinado fin, pero en cualquier caso, usando el adecuado se consigue destruir el objetivo con un solo disparo y con mayor certeza.
Otro denominador común en los misiles es que son autopropulsados por su propia motorización y conviene señalar que si bien, éstos nacieron del cohete y por lo general esta es su propulsión habitual, también existen propulsados por turbina y otros medios.
Los inicios
De nuevo hemos de remontarnos a la Segunda Guerra Mundial para conocer los inicios de los misiles. Estos aparecieron de manos alemanas en su frenética carrera para encontrar un arma que cambiase el sentido de la contienda a mediados de la misma. Dado que el avance aliado se estaba produciendo en todos los medios, a la vez que diseñaron los primeros misiles, estos fueron de varios tipos y mientras que algunos fueron por necesidad, otros lo fueron por simple sed de venganza, como su propio nombre indicaba.
En el campo de los misiles balísticos crearon la Vergeltungswaffe 2 (Arma de venganza 2) comúnmente conocida como V2. Este misil era básicamente un cohete monoetapa de combustible líquido del tipo “programable” ya que su sistema de guía consistía en unos giroscopios en los cuales se programaba la trayectoria a seguir, por lo general la que acababa en Londres. Esto puede llevar a la confusión ya que un cohete en trayectoria balística pura, con los correspondientes cálculos podría hacer lo mismo, pero realmente jamás gozaría de la precisión otorgada por los giroscopios, ya que corregían las desviaciones en la ruta (Por el viento por ejemplo) a medida que el misil se desplazaba, garantizando que caería en la zona fijada.
V1 que acaba de abandonar la rampa
de lanzamiento. Aun conserva el impulsor de vapor
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Finalmente en el área de misiles convencionales crearon una gran variedad de tipos. Superficie-Aire, Aire-Aire, Aire-Superficie y Superficie-Superficie (Estos últimos al nivel de la V2).