Sistemas de guía
El sensor del sistema de guía suele alojarse en la punta de los misiles, como
en este Maverik por ejemplo
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Como ya dijimos, la diferencia entre el misil y su antecesor el cohete la marca
el hecho de que los primeros son guiados. Tras quedar patente la
versatilidad y eficacia de los misiles, los ejércitos se
dedicaron a diseñar multitud de sistemas de guiado con el
fin de aumentar éstas. Por su sencillez, el primer sistema
fue el de filoguiado, pero en paralelo también se desarrolló
el radiocomandado, de lo que se deduce que los primeros misiles
fueron todos teledirigidos. No obstante, los alemanes también
realizaron algunas tentativas con sistemas más avanzados
pero sin demasiado éxito. Ya con la aparición del
transistor a finales de 1.947 se avanzó mucho en este aspecto
gracias a la revolución que supuso este componente en el
campo de la electrónica sustituyendo a las poco funcionales
válvulas de vacío y permitiendo sistemas más
complejos. Esto posibilitó el uso de sensores más
o menos simples que dieron lugar a los primeros misiles pasivos
y semiactivos, pero también dio pie a desarrollar y perfeccionar
los misiles teledirigidos y programables que hoy día se siguen
usando en buena medida. Por ser estos últimos los más
sencillos, comenzaremos esta clasificación con ellos.
Programables
El principal sistema de guía en los misiles programables
es la inercial. En ella, al misil se le programa previamente una
ruta con el fin de que la siga en su viaje. Esto se consigue mediante
giroscopios, los cuales sirven para detectar con suma precisión
cambios de posición y rumbo. De esta forma, basándose
en la información de los giroscopios y la que le fue programada,
el misil conoce en todo momento su posición y a donde debe
dirigirse. Este sistema es útil para objetivos estáticos
y cuya ubicación se conozca con exactitud. Por ello suele
usarse contra grandes superficies donde la precisión no
es necesaria. Otra posibilidad muy usual hoy día es la
combinación de este método con otro sistema de guía
cuando la distancia al objetivo impide el correcto funcionamiento
del sistema normal. Al misil se le programa la posible ubicación
del objetivo, y una vez cerca de él, el control del arma
pasa al otro sistema de guía que le otorgará una
mayor precisión.
Teledirigidos
Una de las formas de guiar un misil es manualmente y obviamente
ha de hacerse a distancia. El método más sencillo
es el filoguiado ya que requiere pocos circuitos y es barato.
Mediante un panel de mandos sencillo en el que existe un dispositivo
de control de 2 ejes, generalmente una palanca, se controla el
lanzamiento del misil y su dirección. Este está
conectado mediante hilos conductores a la plataforma de lanzamiento
y a los controles y a su vez, los hilos están enrollados
en unos contenedores que facilitan su rápida liberación.
Estos contenedores, que por lo general estarán alojados
en el misil contendrán hilo suficiente como para cubrir
el alcance máximo del mismo. Una vez que el misil abandona
la plataforma el operador lo controla para que se dirija al blanco,
y al poder realizar correcciones a lo largo de todo el recorrido,
da igual que el objetivo se encuentre en movimiento.
El X-4, misil Aire-Aire MCLOS filoguiado. En la imagen
puede apreciarse la bobina de hilo con forma de bulbo en el extremo de la aleta
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El método descrito anteriormente es el más básico e ineficaz,
ya que a las velocidades que el misil suele alcanzar es difícil
de conseguir un control preciso. No obstante este sistema fue el
que utilizaron los primeros misiles desarrollados por los alemanes
en la Segunda Guerra Mundial, pioneros en la creación y uso
de estas armas. El nombre que recibe es MCLOS (Manual Command to
Line of Sight, comando manual en la línea de visión).
Esto significa que el operador debe guiar de forma totalmente manual
el misil a su objetivo, y para facilitar esa tarea lo idóneo
es que la trayectoria del misil siga la línea recta que forman
el tirador y el objetivo, así el operador solo a de centrarse
en que la trayectoria del misil centre al objetivo. En caso de que
el misil se aproximase desde otro ángulo que no fuese la
línea de visión, su precisión se va a ver reducida
drásticamente. Con el fin de facilitar su guía, al
no ser fácilmente visible un misil a distancias de un kilómetro
o más, suele incorporársele en la zona trasera una
bengala que identifique de forma clara su posición constante.
En cualquier caso, como ya dijimos este sistema tiene un porcentaje
de aciertos bajo aún con artilleros muy entrenados lo que
llevó a diseñar un nuevo sistema.
Diagrama
Sistema portatil del AT-4 Spigot, misil SACLOS. Nótese que dispone de una mira mucho más
compleja
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El SACLOS (Semi Automatic Command to Line Of Sight, comando semiautomático
en la línea de visión) supone una evolución
del MCLOS que simplifica la tarea del tirador y con ello la aumenta
enormemente precisión. Los alemanes ya lo tantearon un poco
pero no les dio tiempo a finalizarlo. En este caso la mira, que
es móvil, posee unos sensores capaces de detectar al misil.
Estos suelen verse ayudados por bengalas de una composición
concreta y por otras fuentes de radiación (Luz, infrarrojos
y ultravioleta principalmente). El funcionamiento puede ser algo
complicado. El artillero centra en la mira a su objetivo y dispara.
En ese momento los sensores detectan al misil y calculan su desviación
con respecto a donde apunta la mira. Envían estos datos al
procesador central que a su vez envía a través de
los cables las ordenes necesarias para corregir su rumbo, cesando
éstas en cuanto el misil se ajuste a la línea de visión.
Supongamos que el objetivo se mueve. En ese caso el artillero mueve
la mira para mantenerla en todo momento sobre él. Por su
parte el misil seguirá su camino, pero la mira apunta en
una nueva dirección, lo que será detectado por los
sensores que lo interpretarán como una desviación
del mismo iniciándose de nuevo el proceso de corrección
de rumbo. En resumen, el artillero solo tendrá que limitarse
a mantener a su objetivo centrado en la mira y será la plataforma
la encargada de que el misil se dirija en todo momento a donde apunte
la mira.
Diagrama.
El ESSM es radiocomandado hasta llegar a las proximidades del objetivo, donde
se vuelve semi-activo
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El MCLOS y el SACLOS son los principales sistemas de guía por cable, pero
hay ocasiones en las que no se puede recurrir al filoguiado por
lo que el cableado se sustituye por ondas de radio. Basta con colocar
en la plataforma un emisor y en el misil un receptor. Esto da lugar
a los misiles radiocomandados o radiodirigidos. Por otra parte,
además de estas opciones para los misiles teledirigidos,
existen otras en la que se automatiza totalmente el control del
misil. En este caso, el principal sensor que eran los ojos del operador
ha sido sustituido por otro sistema electrónico. El más
habitual es el radar por su eficacia y precisión. En esta
variante un radar detecta y mide en tiempo real los parámetros
del objetivo como son su velocidad posición y dirección.
Dichos datos son transmitidos al procesador central de la plataforma
de lanzamiento que a su vez envía a través de radio
(En estos casos usar cables no interesa dadas las misiones a las
que va encomendado este sistema) las ordenes para ajustar el rumbo
del misil hacia el objetivo. Este conjunto radar-radiocomando suele
dar buenos resultados y ostenta una gran precisión. Los sistemas
MCLOS/SACLOS-filoguiado y Radar-radiocomando son los que ocupan
el grupo de misiles teledirigidos.
Llegados a este punto convendría señalar que junto
a la línea de investigación de los misiles, existe
otra paralela dedicada a restarles efectividad a éstos.
Los medios con los que se intenta neutralizar a un misil se conocen
como contramedidas, y su variedad es tan amplia como la de los
misiles. Las hay de todo tipo, desde las más agresivas
que consisten en la literal destrucción del misil a las
más discretas, que simplemente intentan evitar que se dirijan
al blanco. Las primeras son comunes para todo tipo de misil, y
a la hora de destruirlos, poco importa cual sea su guía.
En cambio, las que solo buscan evadirlos intentan engañar
o entorpecer a su sistema de guiado con el fin de hacerles errar.
En el caso concreto de los misiles teledirigidos, como ya dijimos,
destruirlos sería una opción, pero este sistema
es bastante más complejo y es tema para otro artículo.
Para tener una idea aproximada de su funcionamiento, no deje de
leer este otro artículo; "Sistemas
activos"
En estos misiles es importante recordar que todo el sistema de
guiado se encuentra en la plataforma de lanzamiento así
que otra opción viable sería destruir la misma.
Un ejemplo lo tenemos en los carristas, que al detectar una estela
de humo que presumiblemente sea de un misil y que por su trayectoria
les amenace, no dudarán en disparar con sus cañones
al origen de ésta con la esperanza de destruir la plataforma.
Esta táctica no deja de ser una contramedida. Ya entre
otras posibles y menos radicales se encuentra el crear una cortina
de humo que oculte al objetivo o en el caso de que la plataforma
opere con radar confundir e interferir a éste, como veremos
en los misiles semi-activos.