El R-4 en su versión de guiado radar
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En cuanto a los misiles de rango medio, a éstos se les confió una
guía semi-activa mediante radar ya que a esos rangos este tipo de guía
se mostraba más eficaz. La IR era incapaz de detectar un objetivo a tal
distancia (20-40 kilómetros) y por su parte, al radar le era indiferente
desde que ángulo se aproximaba al objetivo. A estas alturas, los principales
misiles eran el AIM-7 Sparrow en sus versiones más primitivas y el R-4
con una cabeza buscadora de radar. Aún así los semi-activos también
fallaban al ser sensibles a las ECM y al chaff. Además el radar Doppler
podía ser neutralizado si se vuela en perpendicular con respecto al atacante,
ya que de esa forma, la velocidad lineal con respecto a el se reducía drásticamente.
Esta táctica se conoce como “beaming”.
A partir de aquí los EEUU se dedicaron a perfeccionar
sus 2 misiles Aire-Aire para corto y medio alcance mejorando sus
prestaciones mediante nuevas versiones. Principalmente dotándoles
de mayor precisión y resistencia a las contramedidas. Por
su parte, la URSS emprendió el desarrollo de nuevos misiles.
Ahora que éstos eran aptos para atacar blancos tan escurridizos
como cazas, ya que las velocidades operativas de los misiles varían
entre los 2 y 4 mach, era aconsejable dotarles de un sistema de
detonación que no implicase el blanco directo. El sistema
adoptado fue el de espoleta de proximidad. En los IR se recurría
a un sencillo telémetro láser mientras que en los
de guiado por radar, éste hacía también las
veces de telémetro. Dependiendo de la carga bélica
del misil se ajustaban las distancias de detonación que
rondaban los 10 metros para los más pequeños, los
cuales iban cargados con entre 5 y 10 kilogramos de explosivos.
Esto es porque los aviones suelen poseer un blindaje liviano que
nada tiene que ver con los de vehículos terrestres o buques
navales. En este caso es preferible esparcir las esquirlas de
metralla en un gran radio para dañar el mayor número
de sistemas, ya que no es necesaria gran concentración
de ellas para producir daños serios. Esto hacía
que las posibilidades de acierto se multiplicasen.
Las zonas que mas se calientan en un avión en vuelo
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Otro aspecto que se mejoró fue el de que los misiles pasaron de tener un
perfil de vuelo de persecución a uno de interceptación.
Esto significa que el misil acorta camino anticipándose a
la ruta del objetivo en lugar de limitarse a seguirle, lográndose
con ello mayores alcances. Para entenderlo mejor situémonos
en el sistema de guía de un misil IR por ejemplo; Una vez
que el blanco se percata que le han disparado iniciará evasivas
girando muy cerrado. En ese caso el sistema del sensor detectara
que la trayectoria del avión con respecto al misil ha variado
2º hacia la derecha. Para anticiparse a ella entonces el misil
virará 6º a la derecha. De esta forma se fijará
un punto en el que ambas trayectoria se cruzarán. Continuando
con las mejoras, hay que señalar que como ya dijimos, los
misiles solo podían ser guiados por el calor de los motores.
Si se disparaban contra el hemisferio delantero del avión,
el fuselaje de éste tapaba los motores y el misil era incapaz
de detectar nada. A esto se le llamaba misiles de aspecto trasero.
Sin embargo, también comentamos que todo objeto por encima
del 0 absoluto en la escala Kelvin emite radiación IR, y
mayor será ésta cuanto más caliente esté
el objeto. En el caso de los aviones, dadas sus altas velocidades,
la fricción crea calor en determinados puntos que puede ser
detectado por las cabezas IR más sensibles. Con ellas llegaron
los nuevos misiles “todo aspecto” que podían
ser disparados desde cualquier ángulo.
Comentado lo de las evasivas, conviene señalar que los misiles IR, al
ser pasivos y no emitir ninguna señal para detectar el avión,
son indetectables salvo que se establezca contacto visual con ellos (Por lo
general con el rebufo de humo generado por el motor de cohete). Esto supone
una gran ventaja, aunque por lo general suele usarse el radar del avión
para blocarlos y dispararlos ya que ofrece un mayor margen de enganche. Al usar
el radar, sus ondas son detectadas por el RWR (Radar Warning Receiver, receptor
de alertas de radar) del avión enemigo que le dará la alarma.
En el caso de usarse misiles de guiado radar, ya sean teledirigidos, semiactivos
o activos, es imposible eludirlo.
IRST en un Su-27. Este sitema se encuentra sobre el morro, frente a la cabina
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Un nuevo salto en la evolución de los misiles AA fue la parición
del soviético R-73. Este misil aunaba la excelente maniobrabilidad del
flujo de gases vectorial en su fase de propulsión con la de los Split
canards una vez apagado el motor. Esto permitía al misil ser disparado
con mayor ángulo que el resto, siendo utilísimo en combate cerrado
contra otros cazas. A esto se le llama “Off boresight” que es el
ángulo con respecto al eje del avión en el que se puede disparar
un misil. Cuanto mayor sea, menos tendrá que maniobrar el avión
para apuntarlo y sus posibilidades de obtener un buen ángulo de disparo
se multiplica. El R-73 fue desarrollado a principios de los 80, y por aquella
época las combinaciones de los misiles y cazas más avanzados permitían
un ángulo de disparo de unos 25º-30º. En cambio, el nuevo misil
ruso en combinación con el sistema IRST (InfraRed Search and Track) equipado
en los cazas MiG-29 y Su-27 permitían un ángulo de 45º en
sus primeras versiones, que más adelante fueron ampliados a 60º.
Además, el IRST permitía al piloto blocar y asignar blancos con
solo mirarlos. Este misil no pudo ser superado hasta la llegada del Python 4
a mediados de los 90. Para finalizar señalar que el R-73 es de guiado
IR y el IRST no emite ninguna señal detectable, por lo que permitía
una capacidad de disparo realmente furtiva.
En el campo de los misiles activos, el primero en hacer aparición
fue el AIM-120 AMRAAM. Hasta entonces si se quería combatir
a distancias de rango medio (En torno a los 50 kilómetros)
era necesario usar misiles semi-activos que requerían la
constante iluminación del blanco, impidiendo que durante
ese tiempo el piloto pudiese hacer frente a otras amenazas o iniciar
maniobras evasivas en caso de que el atacasen. Con el misil activo
todo eso quedaba atrás. Desarrollado en 1.991, era el único
con esta capacidad. Sin embargo, el radar del misil tiene un alcance
de entre 10 y 15 kilómetros por lo que se requiere que
hasta llegar a esa distancia del objetivo, éste sea teledirigido
a través del “Data link”. De no ser así,
llegará a las proximidades del mismo usando la guía
inercial. Por tanto, los misiles activos también se consideran
del tipo dispara y olvida.
Meteor mostrando sus tomas de aire para el motor ramjet
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El panorama actual de misiles AA puede dividirse entre los activos y los pasivos
siendo excluidos gradualmente los semi-activos. En el ámbito de los activos,
el más novedoso es el europeo Meteor que consta de una impulsión
Ramjet, que será explicada en la segunda parte de este artículo.
Este posee capacidad de combate BVR (Beyond Visual Range, más allá
de la visión), denominación que recibe su uso fuera de la capacidad
de visión del piloto, ya que su rango será superior a los 100
Kilómetros. Otros países están desarrollando los actuales
principalmente para dotarles de mayor alcance. En cuanto a los pasivos, en todos
se prevé ya la capacidad de un alto ángulo off boresight y hay
señalar de nuevo otro misil europeo como el más puntero, el Iris-T,
que gracias a su avanzado sistema de guía puede identificar a que tipo
de avión se enfrenta y atacar sus puntos más débiles.
Misiles Aire-Superficie
En este caso el misil es lanzado por una aeronave contra un objetivo en la superficie.
Dentro de esta categoría, los destinados específicamente a objetivos
navales se conocen como anti-buque, mientras que el resto, a pesar de poder utilizarse
para diferentes propósitos, se les conoce también por el objetivo
al que suelen atacar, como los anti-carro o los anti-radiación.
La mayoría de generalidades anteriormente aplicadas a los AA, también
lo son a los Aire-Superficie. Por el contrario, las principales diferencias
son una menor maniobrabilidad y velocidad. Esto es porque mientras que las velocidades
de los aviones rondan entre los 700 y los 2.500 Km/h, la de los objetivos terrestres
y navales rara vez sobrepasa los 100 y además solo se pueden mover en
un plano. De esto se deduce que la única defensa que les queda son unas
contramedidas eficaces.
Patrullera de misiles Saar 3 con misiles anti-buque
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En el área naval, desde siempre se primó el combate directo a
una distancia grande ya que los buques podían potar cañones de
gran calibre permitiéndoles grandes alcances. La aparición de
los misiles no pasó desapercibida por las armadas que rápidamente
se percataron de su utilidad. Al principio la guía que primó fue la de
radar semi-activo, ya que los primeros misiles no gozaban de gran alcance, pero
a pesar de la eficacia de estos era necesario extrapolar el gran alcance de
los cañones y multiplicarlo como ocurrió en el resto de medios.
Con ello apareció el problema de la curvatura de la tierra. A grandes
distancias que rondan el centenar de kilómetros la curvatura se hace
patente ocultando a los buques tras el horizonte e incapacitando cualquier sistema
de guía cuando la plataforma también se encuentra a nivel del
mar. Este problema se solucionó aunando varios conceptos como son la
combinación de fuerzas aeronavales para la búsqueda de objetivos,
sistemas de guía activos y pasivos combinados y el misil de crucero.
Este nuevo tipo de misil cuya misión originaria era Superficie-Superficie,
fue estandarizado y paso a equipar tanto sistemas navales (Superficie y submarinos)
como aéreos. Dado lo extenso de aplicaciones a este misil y el concepto
que supone será tratado en la segunda parte de este artículo.
Esto nos deja con los Aire-Superficie destinados a objetivos terrestres, pero
que en algunos casos pueden ser usados contra buques. En este grupo, los más
numerosos son los anti-carro. Su misión es neutralizar carros de combate,
implicando ello el tener que atravesar su fuerte blindaje, por ello también
pueden usarse contra otros vehículos, aunque dependiendo de las circunstancias,
esto puede ser un despilfarro. Sus sistemas de guía suelen ser del tipo
image seeker en la longitud de onda de luz visible, I2R, el radar, el filoguiado
y el guiado láser. Esto se debe a que mientras un avión contrasta
sensiblemente con su entorno (Aire) en cualquier longitud de onda, los objetivos
terrestres operan sobre un terreno irregular que también emite en diferentes
longitudes de onda o bien las refleja y por lo tanto, sus sensores deben enfrentarse
a objetivos más lentos pero menos contrastados.