Efectividad de la organizaci�n de la Junta Argentina
Super Etendard lanzando un misil Exocet
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En general los ataques aéreos contra la Fuerza de Tarea británica lanzados desde tierra, fueron dispuestos y partieron desde el continente sin la necesaria coordinación con los comandos argentinos en las islas, ni con las fuerzas a las que la aviación basada allí estaba apoyando. Lo mismo cabe decir con respecto a los escasos raids que fueron lanzados contra las cabezas de playa británicas. La Fuerza Aérea Argentina afirmó al comenzar las acciones: "Si la Flota Británica aparece , nosotros podemos destruirla: esta mentalidad dominó su acción a lo largo de todo el conflicto.
Interpretación argentina de la reacción de EE.UU.
Los dirigentes políticos argentinos en sus cálculos de riesgos estaban
firmemente convencidos de que en la eventualidad de un conflicto entre Argentina
y Gran Bretaña, los EE.UU. iban a mantener una posición neutral.
Nunca esperaron que los EE.UU. los apoyara pero previeron una postura neutra.
A este respecto, su evaluación histórica se apoya demasiado en la
experiencia de Suez y no suficientemente en mas significativas lecciones derivadas
de los mutuos intereses políticos y militares de EE.UU. y Gran Bretaña.
El almirante Anaya citó como evidencia de la previsible neutralidad de
EE.UU. la impresionable sucesión de visitas a Argentina en 1981, de comandantes
militares y de políticos con rol clave en la política de EE.UU.,
como demostración del desarrollo de intereses comunes entre EE.UU. y Argentina.
Cuando EE.UU. se inclinó hacia Gran Bretaña la única forma racional en que esto pudo ser comprendido por Argentina fue la teoría de la "manipulación". Los participantes en esta maniobra eran el gobierno conservador de Gran Bretaña, la Royal Navy y el Departamento de Estado. Los argentinos estaban convencidos de que Gran Bretaña quería la guerra. Y la querían para distraer la atención del Partido Laborista, de las huelgas de las minas de carbón y de la declinante confianza en el gobierno conservador. La Royal Navy, ellos pensaban, quería la guerra para restablecer la confianza británica de su rol como defensora de los intereses británicos a lo largo del mundo y para contrarrestar la reducción del rol y dimensión de la Flota. Y creían que los británicos habían sido capaces de seducir al Departamento de Estado de los EE.UU. para que los apoyara en esa manipulación.
Conclusión
El conflicto de Malvinas, brinda muchas lecciones políticas y militares, no sólo para los participantes sino también para otras naciones que deben mantener fuerzas terrestres navales y aéreas para defender sus intereses y respaldar sus objetivos políticos: Los submarinos nucleares son excelente elemento de combate, pero no cumplen bien la función de presencia naval en tiempo de paz. La fuerzas de superficie son esenciales para la proyección de fuerzas anfibias, pero deben tener los medios para defenderse contra submarinos modernos y modernos misiles y aviones. La aviación táctica con base en tierra empleada en la conducción de una campaña naval, debe ser adiestrada rutinariamente en el uso de armamentos y tácticas contra fuerzas navales. Las debilidades enemigas deben ser explotadas cada vez que se las detecte, aunque los planes militares deban modificarse para ello. Cuando la suerte del adversario pende de un hilo, lo más fácil para vencer es cortar ese hilo. La logística gana o pierde. Las Marinas no ganan guerras, pero la falta de una marina adecuada puede hacer perder la guerra. La Royal Navy no ganó el conflicto de Malvinas, pero pudo haber sido la causa de que Gran Bretaña lo perdiera. El Ejército Británico ganó, para Gran Bretaña el conflicto de Malvinas y lo hizo con y sólo con el apoyo de la Royal Navy.Un bien integrado Poder Aéreo es esencial tanto para el Ejército como para las Fuerzas Navales. El Poder Aéreo no se compone sólo de bombardeos o aviones de ataque, o de cazas e interceptores, o de aviones de contramedidas electrónicas. Es una mezcla de todos. El que no lo comprenda así, no ha entendido ni las lecciones de la Segunda Guerra Mundial, ni las de Malvinas. La capacidad de los ejércitos, marinas y fuerzas aéreas para operar en conjunto es el "sine qua non" de la guerra. Los comandos militares responsables, deben tener diálogo fluido con las autoridades políticas y asesorarlas y las autoridades políticas deben escucharlos aunque no necesariamente seguir sus consejos. Es crucial que las autoridades políticas informen a los dirigentes militares de aquellos objetivos políticos que se persigue lograr, mediante el uso de la fuerza militar. Comando efectivo, control y comunicaciones son las herramientas fundamentales que permiten a las autoridades militares y a las autoridades políticas trabajar en armonía. Y finalmente en esta era tecnológica, los militares deben conocer sus armas. Pericia y coraje no son suficientes. El extremo puntiagudo de la lanza, son las armas, sean estas misiles, bombas, torpedos, granadas de mano o minas.