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Frente Oeste en la Segunda Guerra Mundial
Tácticas de la aviación de caza alemana e inglesa

Por Gerardo “Frodo” Barcos


Formacion


En la Primera Guerra Mundial (1GM), la aviación si bien tuvo un papel de relativa importancia, en modo alguno habría de ser preponderante. Veinte años después, con la lógica evolución de la tecnología, la situación fue muy distinta. El concepto de quien tuviera el dominio aéreo (en lo operativo, táctico y estratégico) era el triunfador, fue una noción que paulatinamente fue tomando cuerpo, en forma dispar, en todos los beligerantes. Quizás, uno de los últimos de arribar a esa conclusión fue Alemania; y ahí tenemos una de las causas de su derrota.

En este artículo veremos las distintas tácticas usadas por los pilotos de cazas alemanes e ingleses, y cómo evolucionaron las mismas. El lapso 1939-1945 implicó importantes -y en algunos casos dramáticos- cambios en los medios y disponibilidades de recursos de los diferentes contendientes; es por ello que también durante el trascurso de la guerra siguieron evolucionando las tácticas.

No se pretende en este artículo analizar exhaustivamente todas las tácticas, sino simplemente mencionar las más generales, y también ser un humilde homenaje a quienes, en ese dramático periodo de nuestra historia, se jugaron su vida en la soledad de sus cabinas, por sus respectivos conceptos de patria.


Alemania

Legion Condor
Bf-109 perteneciente a la Legión Condor en España durante la Guerra Civil

La Luftwaffe inicia la Segunda Guerra Mundial (2GM) con una experiencia previa que le fue muy útil: la Guerra Civil Española. Este conflicto tuvo la particularidad de que en los primeros meses se luchó con excedentes de la 1GM y al final con prototipos de la 2GM. El elemento básico de la Luftwaffe era la Kette, formación de tres cazas; por otra parte formación muy común en todas las fuerzas aéreas en el periodo prebélico. En los dogfights que entablaron con los republicanos (fundamentalmente con cazas soviéticos), se dieron cuenta de lo pesado que es mover (dando continuos giros en el espacio) a tres cazas en formación. Así nació la Rotte formada por el líder y su punto, que rápidamente se oficializó como formación básica para los pilotos germanos. El concepto era sencillo y práctico. Ambos aviones volaban separados por unos 400 metros, el líder ligeramente adelantado. De esta forma se cubrían mutuamente sus seis. Dos Rotte (una Schwarm), volando a distintas alturas cubrían un mayor campo visual. La función del punto es cuidar a su líder y cumplir las órdenes impartidas por el mismo. Por otra parte, el líder tiene la responsabilidad de proteger a su punto. Al respecto, es interesante destacar que Saburo Sakai, el más famoso piloto del A6M2 Zero o Zeke, siempre manifestaba que se sentía más satisfecho de no haber perdido ninguno de sus puntos en más de 200 combates aéreos, que de los más de 60 derribos conseguidos.

Paulatinamente, la Rotte fue imitada por todos los países beligerantes, en algunos casos previo a un gran costo humano y material.

La organización de los distintos elementos de cazas fue la siguiente:

Una Rotte: 2 cazas.
Dos Rotte: Una Schwarm (patrulla) – 4 cazas.
Tres Schwarm: Un Staffel (escuadrilla) – 12 cazas.
Tres Staffel: Un Jagdgruppe (escuadrón de caza) – 36 cazas.
Tres Jagdgruppe: Un Jagdeschwader (ala de caza) – 108 cazas.

En los primeros años (1940/1941), los principales bombarderos de la RAF fueron el Bristol Blenheim y el Vickers Wellington. A dichos aparatos, los Messerschmitt Bf 109E no tuvieron grandes problemas en derribarlos. La falta de protección de los tanques de combustible, la ausencia de ametralladoras en la zona inferior del fuselaje, y la errónea doctrina de la RAF, la cual establecía que una formación cerrada de bombarderos se auto protegía (no necesitaba escoltas de cazas); los hicieron presas fáciles de los cazas germanos, los cuales generalmente efectuaban el clásico ataque desde la seis del enemigo o mejor aun, desde atrás y a menor altitud ametrallaban la zona inferior de fuselaje (el sector más desprotegido).

La situación cambia radicalmente cuando hacen su aparición en los cielos europeos los bombarderos americanos Boeing B-17 Flying Fortress, en 1.942. Estos bombarderos, potentemente artillados y protegidos por cazas, defensivamente aplicaban el sistema “Zona de fuego”, en donde los artilleros de las distintas naves dirigían el fuego al objetivo, saturando el sector de balas; si el caza enemigo pasa por la zona deberá cruzar varias ráfagas y es posible que resulte dañado.

Si el caza germano atacaba efectuando la clásica aproximación de atrás, estaba durante varios minutos sometido al intenso fuego de las Browning .50, calibre de potente efecto. Si le sumamos el enorme tamaño del B 17 (llenaba el parabrisas aun antes de estar a distancia de disparo), era muy común que los pilotos de la Luftwaffe abrieran fuego en forma prematura y efectuasen de inmediato una maniobra evasiva.

Después de analizar los resultados obtenidos, los jefes de cazas llegaron a la conclusión que un ataque frontal ofrecería mayores posibilidades de éxito, ya que era vulnerable la tripulación del bombardero, y además en ese sector el fuego defensivo era el más débil. Con esta técnica los resultados mejoraron, pero acercarse a un bombardero a una velocidad combinada de casi 900 km/h, dejaba a éste al alcance de las armas sólo una fracción de segundo, y el deseo de apartase antes el piloto de su dirección de vuelo (dirección de colisión), era casi irresistible. Estas experiencias llevaron a la que sería la técnica definitiva: atacar desde “un doce alto”, es decir frontalmente, 10º por encima de la dirección de vuelo del bombardero.

Ju 87 Stuka
Stuka iniciando su letal maniobra de picado
Con referencia al bombardero en picada Junkers Ju 87 Stuka, si bien con un pobre desempeño en la Batalla de Inglaterra, tuvo una excepcional actuación en las invasiones de Polonia, Europa occidental, Grecia y Yugoslavia, y en el Mediterráneo (en general con donde hubiera una escasa o nula presencia de cazas enemigos). Su forma de ataque consistía en volar formando un ala de combate de 30 aparatos, que caían sobre el objetivo, con distintas direcciones, en diez Kette de tres aviones. El piloto del Stuka comenzaba sus ataques con un picado a 4.500 metros de altura, con ángulo de 60 a 90 grados, cayendo a una velocidad de 740 km/h, para soltar sus bombas a 600 metros del suelo. Eran sumamente precisos en sus impactos.






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