La estrategia naval británica
- La Tercera Fase comenzó con el desembarco el 21 de mayo y continuó
hasta el 30 de ese mes, con el objetiva de establecer una cabeza de playa, apoyar
a los tropas en tierra y protegerlas de ataques aéreos. Los HMS Ardent,
Antelope, Coventry y el Atlantic Conveyor ingleses y el Río Carcarañá
fueron hundidos durante esta fase.
- La Fase Final comenzó el 30 de mayo y continuó hasta e1 cese de
las hostilidades. La misión para esta fase fue de apoyo a la guerra terrestre
y protección de las líneas de comunicaciones marítimas. El
buque de desembarco HMS Galahad fue hundido en ese período.
El hundimiento del ARA Belgrano
Al comando de la Flota Argentina el 1 de mayo, el vicealmirante Lombardo tenia pensado una operación que esperaba sirviera para distraer de su misión a la flota británica, la que según informes de inteligencia argentina, era el apoyo de un desembarco en Malvinas ese mismo día.
Su idea era llegar desde el norte con el Grupo de Tareas del ARA 25 de Mayo, hasta el límite de la Zona de Exclusión y con el Grupo de Tareas del ARA Belgrano desde el sur, también fuera de zona de exclusión, en un movimiento de pinzas que obligaría a la Fuerza de Tarea británica a abandonar el apoyo a la operación de desembarco.
El Conqueror junto a la fragata Penelope
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Directivas argentinas para la acción
Las directivas argentinas para la acción derivaban de la errónea esperanza mantenida por la Junta de obtener una solución diplomática. La directiva para la ocupación de Malvinas el 2 de abril establecía "no derramar sangre británica ni dañar propiedad británica".
Entre el 2 y 30 de abril, las directivas fueron "hacer fuego sólo si se es atacado". Cuando los comandantes operativos fueron observados por la Junta por haber dado órdenes que violaban esta directiva, esas órdenes fueron anuladas. Un ejemplo fue la revocación por la Junta de la orden del comandante de operaciones navales a los ARA Drummond y ARA Granville de interceptar al Endurance si éste sacaba a los trabajadores de Georgias del Sur. Otro ejemplo es el retiro de autorización para utilizar sus armas al Submarino ARA San Luis cuando se le ordenó ingresar en la zona de exclusión. El ARA San Luis patrulló en la zona de exclusión desde el 20 al 30 de abril sin autorización para usar sus armas.
La autorización para empleo de las armas fue dada a las fuerzas argentinas el 30 de abril. En esa oportunidad se informó a las fuerzas argentinas que cualquier buque en la zona de exclusión debía ser considerado británico. Esta orden no tuvo en cuenta el hecho de que había pesqueros rusos en la zona de exclusión. La autoridad de decisión sobre directivas para la acción fue tan vigorosamente retenida en los más altos niveles políticos en Argentina como lo fue en el Reino Unido.
Directivas británicas para la acción: La estructura política en Londres
El Gabinete de Guerra creó un Comité de Directivas para la Acción integrado por oficiales que debían efectuar previsiones y dotar a los comandantes con las directivas que necesitaban, en forma que pudieran ser perfectamente entendidas.
Este comité se reunía todos los días a 18:00 horas y se planteaba preguntas como las autorizaciones que debían ser concedidas en el momento en que la Fuerza de Tareas cruzara el ecuador; qué aprobación previa debían recibir los aviones de patrullaje marítimo de largo alcance para el caso de encuentro con fuerzas argentinas. Las decisiones de este comité siempre fueron aprobadas porque ellos se adelantaron a los acontecimientos.
La zona marítima de exclusión definió un área en la que los comandantes de buques británicos y los pilotos podían atacar. Era esa un área en que el comando argentino sabía que sus unidades iban a ser atacadas. Esa zona proveyó o por lo menos así pensaron, a los comandantes británicos, de un área de amortiguamiento suficientemente profunda como para evitar sorpresas tácticas a los buques de la Fuerza de Tareas, desprovistos de aviones de reconocimiento táctico basados en buques y de aviones de alta performance. El paso siguiente en la evolución de las disposiciones para la acción y la zona marítima de exclusión fue el decreto de una Zona Total de Exclusión el 30 de abril.
Una complicación se produjo el 23 de abril cuando la orden de libre uso
de las armas fue dada. Esto se aplicaba en todas partes, contra cualquier fuerza
que se supusiera significaba un peligro. Una advertencia de que había
sido dada la orden de libre uso de las armas fue difundida en ese momento. La
zona marítima de exclusión permaneció sin modificaciones.
En la escena del conflicto, las directivas para la acción británica
contenían una lista de reglas numeradas que cubrían las situaciones
previsibles, descripciones de blancos y zona en la que la regla era aplicable.
Las reglas -y había muchas- fueron hechas efectivas en forma selectiva
en tiempo y lugar de acuerdo con lo que aconsejaba la situación política
y militar.
El propósito fundamental de las directivas para la acción era proveer información política y militar a los comandantes en el teatro de operaciones, con normas establecidas cuando correspondía una política de mantenimiento de status quo o una política de desescalada o de escalada. Las directivas numeradas no dejaban de tener ambigüedades y frecuentemente requerían interpretación vía satélite. La definición de "intención hostil" en vista de la existencia de armas que requerían rápida reacción, tales como el Exocet creó problemas que fueron en definitiva resueltos definiendo como "intento hostil" la mera presencia física de una plataforma argentina.
Los británicos también modificaron las disposiciones para la acción autorizando atacar cualquier contacto submarino no previsto como amigo, operando en las proximidades de la fuerza propia. Crucial para la estructuración y ejecución de las directivas para la acción fueron las 200 Millas náuticas de la zona de exclusión que los británicos declararon en torno de las Islas Malvinas y Georgias y Sandwich del Sur. Dentro de las zonas hubo muy pocas restricciones.
La estructuración y cambios en las directivas para la acción fueron hermética y centralizadamente controladas desde White Hall. Los cambios normalmente requirieron coordinación entre las fuerzas de tierra, mar y aire y aprobación a nivel ministerial. Hubo procedimientos expeditivos para cambios urgentes como el que permitió el ataque al ARA Belgrano fuera de la zona de exclusión.