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Pero retrocedamos al momento de la invitación al palacio de Candé, en 1937. Los siguientes hechos se relatan en el libro de Martin Allen "El rey traidor. De cómo el duque de Windsor traicionó a los Aliados" (publicado en España en el 2000).

Eduardo y Wallis se casaron por fin en una preciosa boda el 3 de junio de 1937 en el palacio propiedad de Bedaux. Mientras, se recaudaba en Hollywood un cheque para ayudar a la República Española, inmersa en ese momento en una guerra civil. Al parecer el cheque acabó en el bando franquista porque la persona que lo trasladó a Europa "lo extravió"; esa persona era Errol Flynn, que parece ser que era bastante fascista también. Errol Flynn llegó a París y de allí partió a Berlín, donde se encontró con Bedaux, y después volvió a París acompañado de Rudolf Hess y Martin Bormann.

No queda muy clara la hipotética participación del famoso actor en todo esto, pero el caso es que finalmente ambos líderes nazis se entrevistaron en París con el duque de Windsor y se acordó que Eduardo realizase una gira por Alemania.

El 11 de octubre de 1937 los duques de Windsor llegaron a Berlín donde fueron recibidos como reyes con todo tipo de lujos y agasajos, estuvieron con Hitler y otros líderes nazis, visitaron fábricas e instalaciones varias, mostraron su admiración por el III Reich y sus deseos de que Alemania y Gran Bretaña se uniesen en un frente común contra el bolchevismo y en fin, que el viaje supuso un gran espaldarazo propagandístico para los nazis.

Cuando estalló la 2ª G.M. los duques estaban en Francia. Partieron para Gran Bretaña pero entonces se encargó a Eduardo que realizase una visita propagandística por las posiciones del Ejército Francés; parece ser que el verdadero motivo era que informase a los británicos acerca del despliegue de sus aliados, pues como ocurrió en la Gran Guerra los militares de ambos países mostraban bastantes reticencias a colaborar y pasarse información unos a otros. Eduardo partió el 29 de septiembre de 1939 y una vez en Francia volvió a quedar con Bedaux para cenar. A la vez informaba a los británicos de lo que querían.

Charles-Eugène Bedaux
Charles-Eugène Bedaux
El 6 de noviembre Bedaux volvió a cenar con los duques; Eduardo le entregó una carta y 2 d�as m�s tarde Bedaux estaba en Berlín. Ese día, el 8 de noviembre por la noche, ocurrió un hecho inesperado: el atentado contra Hitler en la Bürgerbräukeller de Munich que ya hemos comentado. Como hemos visto, Hitler se salvó porque se marchó inesperadamente de la cervecería casi una hora antes de lo previsto, según diría después, impulsado por "una voz interior". Según cuenta Allen la realidad es que poco antes de salir de la cervecería Hitler recibió una nota de Goering informándole de la llegada de Bedaux a Berlín con un mensaje, una carta para él; la carta del duque de Windsor. Como Bedaux debía marcharse al día siguiente, Hitler decidió coger el expreso que salía de Munich a Berlín a las 21:30 y eso le salvó de la bomba (no esperó a coger un avión porque había niebla). En todo caso tuvo una suerte increíble.

Bedaux se reunió con Hitler y Goering y entregó la carta; decía así:

"Estimado señor Hitler:

He vuelto hace poco de un viaje por el norte y he observado paisajes muy interesantes. He explicado los detalles de mis vacaciones al señor B, que es conocido suyo. No tengo palabras para resaltar la importancia de estos datos, por eso se los he contado a nuestro común amigo.
Me parecen muy acertadas sus opiniones sobre el futuro y las comparto. Aunque el asunto en cuestión facilitará las relaciones futuras entre nuestros dos países, creo que hay que ser muy prudentes a la hora de ponerlo en práctica.
Me han comunicado que si el asunto en cuestión sigue como hasta ahora, habré de emprender más viajes. Estoy convencido de que puedo confiar en los servicios de nuestro amigo.

EP"


Obvimente "B" era Bedaux y "EP" Edward Prince. La carta certificaba que la información que Bedaux llevaba consigo era de la máxima importancia. Los "paisajes interesantes" se referían a lo que Eduardo había observado de las posiciones francesas; parece ser que Bedaux informó a Hitler de la baja moral de los soldados franceses, de su escasez en armamento antitanque y de su falta de preparación en general para hacer frente a columnas blindadas, especialmente en el sector de las Ardenas. En el resto de la carta Eduardo venía a decir al señor Hitler que una victoria rápida de las armas alemanas seguramente desencadenaría una crisis en Gran Bretaña que facilitaría enormemente su vuelta al trono y, por tanto, la alianza entre el Reich y el Imperio Británico. Parece ser que cuando Bedaux salió de la Cancillería fue reconocido por un diplomático holandés que informó a los Aliados, pero éstos, incomprensiblemente y mostrando una vez más la incompetencia de la que tantas veces hicieron gala a lo largo de la guerra, no hicieron nada al respecto.

El 10 de enero de 1940 se produjo un curioso hecho: un Messerschmitt Bf 108, un aparato de enlace alemán, tomó tierra por error en el aeródromo belga de Mechelen-sur-Meuse. Los tripulantes alemanes portaban nada menos que los planes de la Ofensiva del Oeste, el llamado "Plan Amarillo", contra Holanda, Luxemburgo, Bélgica y Francia. Los oficiales alemanes, Reinberger y Hoenmanns, intentaron varias veces destruir los papeles pero fue en vano, cayeron en manos de los belgas y por tanto de los Aliados. Mucho se ha escrito sobre este incidente; Allen afirma que fue un truco germano pero yo, modestamente, lo veo improbable. Los alemanes han sido maestros de muchas cosas en la guerra, y una de ellas siempre ha sido la de dejarse quitar información vital; ya en la Gran Guerra la Marina Rusa se hizo con los códigos navales alemanes en el crucero “Magdeburg” (lo que dio cierta ventaja a los británicos en la batalla de Jutlandia), y después vino la descodificación de la máquina Enigma y demás...y el incidente de Mechelen. Los nazis siempre fueron víctimas de su burocracia y su altanería. Pero el caso es que el hecho sirvió para que los alemanes pospusiesen su ataque y cambiasen los planes. Adoptaron entonces el plan del general Erich von Manstein, el denominado "Golpe de Hoz" (Sichelsnitt), con el que Hitler empatizó enseguida; un plan de ataque cuyo factor más decisivo era un fulgurante ataque a través de las Ardenas, precisamente la zona del dispositivo francés que, según le habrían comunicado Eduardo y Bedaux a Hitler, era la más débil.

De todos es conocido que "Golpe de Hoz" fue un éxito y que acabó con la derrota de los ejércitos holandés, belga, francés y el Cuerpo Expedicionario Británico.

Los acontecimientos se sucedieron. El MI-5 británico descubrió que Bedaux estaba pasando información a los alemanes y los ingleses comenzaron a sospechar que existía un infiltrado en el Cuerpo Expedicionario Británico. Finalmente averiguaron que la fuente de Bedaux era un tipo conocido como “Willi”. “Willi” era el nombre en clave que daban los alemanes a Eduardo. ¿Se enteraron los británicos de que un miembro de la Familia Real, el hermano del rey nada menos (y tío de la actual reina), alguien que podía haber seguido siendo rey de Inglaterra, estaba espiando para los alemanes?; y si se enteraron prefirieron no decir nada porque hubiese dado lugar a un escándalo político.

En mayo de 1940 Churchill sustituyó a Chamberlain como Primer Ministro tras la derrota aliada en Noruega y los alemanes arrollaron a sus enemigos en Francia y Bélgica. Cuando la Wehrmacht estaba a punto de aniquilar a los restos de las unidades británicas en Dunkerque inexplicablemente se detuvo. Se han ofrecido muchas explicaciones también a este suceso, y varias coinciden en que fue una muestra de buena voluntad de Hitler dejando escapar a los británicos de cara a conseguir un acuerdo de paz. Según Allen, Eduardo habría pedido a Hitler que pusiera contra las cuerdas a sus compatriotas pero que no les derrotara por completo; eso facilitaría su vuelta al trono pues Gran Bretaña se vería envuelta en una crisis. Churchill sin embargo aprovechó para llevar a cabo la Operación “Dynamo”, en la que 340.000 soldados aliados (la mayor parte británicos) fueron evacuados a Inglaterra.

Eduardo y Wallis
Los Duques de Windosr
A finales de mayo Eduardo y Wallis estaban en Biarritz. Churchill, que había sido amigo de Eduardo, ahora estaba muy harto de él, y ordenó que los duques regresasen a Gran Bretaña, pero éstos eran muy suyos y no le hicieron caso. Los alemanes seguían avanzando y mientras, los duques se habían instalado en un castillo en Niza. Los ingleses se ponían nerviosos con sus duques; le dijeron a Eduardo que él y su mujer tenían dos opciones entre las que deberían escoger de inmediato, porque Francia se iba a rendir y llegaban los alemanes y los italianos: o bien se iban a Gibraltar o a España. A Eduardo lo de Gibraltar no le gustó nada porque iba a ser como una cárcel, un lugar pequeño donde le iban a controlar constantemente. Sin embargo España era otra cosa, un país neutral pero amigo del III Reich, en que los rojos habían sido barridos por el general Franco, un señor muy simpático. Además Eduardo era amigo del infante Alfonso de Orleans, primo de Alfonso XIII y general del Ejército del Aire español (fue el primer aviador español, por cierto).

Para los duques definitivamente España era una excelente opción y allá (acá) se fueron Eduardo y Wallis, con vistas a quedarse indefinidamente (La idea de volver a su país no le agardaba en exceso...).
Llegaron a Madrid y se hospedaron en el Ritz; el régimen franquista les trató como a reyes.

En aquella época Madrid estaba infestado de agentes alemanes, tanto del Abwehr de Canaris como del SD de Heydrich; Churchill, muy consciente de ello, comenzó a presionar y ordenar a Eduardo que hiciese el maldito favor de volver a su país, o al menos que se fuera a Lisboa (Portugal también tenía su dictadura fascista, pero los portugueses eran más próximos a los británicos que los españoles; allí los agentes ingleses estaban más en su salsa). Eduardo, que por supuesto estaba en contacto con los agentes alemanes, le hizo saber de tales presiones al ministro de Exteriores nazi Von Ribbentropp.

El 2 de julio de 1940, ante la insistencia de Churchill, los duques de Windsor se fueron a Lisboa; el gobierno español les ofreció que volvieran y puso un palacio en Ronda (Málaga) a su disposición. En Alemania se comenzó a trazar un plan. Von Ribbentropp llamó a Walter Schellenberg, el agente de las SS del que ya hemos hablado, y le encargó que fuera a buscar a los duques de Windsor a Lisboa, pues ellos según le explicó, eran vitales para trazar un futuro acuerdo de paz con Gran Bretaña. Se trataba de trasladarles a España o Suiza, es decir un país neutral, para que la cosa no fuese muy descarada, pero en el que pudieran estar bien controlados por Alemania. Para convencer a Eduardo, Schellenberg le diría que los británicos habían urdido un plan para asesinarles a él y a su mujer. Cuando Heydrich se enteró del plan se enfadó porque no se hubiese contado con él, y además consideraba a Von Ribbentropp un imbécil, pero no puso problemas a que se llevase a cabo.

El 27 de julio el SS Obersturmbannführer Walter Schellenberg estaba en Lisboa. Se entrevistó con Eduardo y le comunicó todo el asunto, pero el duque ya estaba muerto de miedo, temía que si seguía desobedeciendo a Churchill le podría “pasar algo”; pidió 48 horas para que él y Wallis lo pensaran. Apareció entonces por allí otro Walter pero inglés, Walter Monckton, un alto cargo del ministerio de Información británico y antiguo amigo de Eduardo. Resulta que Churchill se había enterado de los planes alemanes gracias al sistema de descodificación Ultra y había enviado a Monckton para que indujese a Eduardo a irse a las Bahamas donde se le ofrecería el puesto de Gobernador. Con la ayuda de un agente japonés amigo, Schellenberg trató de evitar la salida hacia las Bahamas (se dice que Ribbentropp le ordenó que forzase a los duques a acompañarle, que les raptara, vamos), pero los británicos lo tenían todo controlado ya (cierto día Schellenberg se escondió en una iglesia para zafarse de los agentes ingleses que le seguían). El 1 de agosto los duques de Windsor partieron para las Bahamas.

En 1945 Eduardo dimitió como Gobernador de las islas, y al año siguiente tuvo un último susto en relación a toda esta historia: Von Ribbentropp pidió que compareciera en Nuremberg, cosa que por supuesto no ocurrió. Tras la guerra los duques se fueron vivir a EE.UU. y después a París.
Eduardo murió en 1972 y Wallis en 1986.

Independientemente de hasta qué punto toda esta historia sea o no cierta, lo cierto es que cuando los duques de Windsor se marcharon a las Bahamas en agosto de 1940, la posibilidad de un acuerdo entre Gran Bretaña y Alemania era ya inexistente. Por entonces alemanes y británicos se enfrentaban duramente en los cielos de Inglaterra.





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