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La Gestapo y Gran breta�a

En octubre de 1939 Hitler, después de haber ocupado Polonia, proclamaba a los cuatro vientos que no deseaba seguir la guerra contra Gran Bretaña y Francia; se preguntaba por el interés que ambos países tendrían en Polonia, decía que era un asunto que debía resolverse entre Alemania y Rusia. Según afirmaba, Polonia desde su nacimiento había sido calificada "como un aborto por todos los que no son polacos". Los ingleses le gustaban, al fin y al cabo también eran de "raza germánica" y el Imperio Británico era un claro ejemplo de la "supremacía blanca" en el mundo. Al Führer le hubiese agradado Gran Bretaña como aliada.

Walter Schellenberg
Walter Schellenberg
Pero la guerra continuaba, y no sólo entre Alemania y los Aliados, también entre el Abwehr y las SS, entre Canaris y Heydrich. Por entonces Heydrich sospechaba que Canaris estaba en contacto con los británicos para facilitar un golpe en Alemania y recurrió a su espía favorito del que ya hemos hablado: Walter Schellenberg. este a su vez se encargó de que se sobornara a un alemán exiliado en París para que se pusiera a su sevicio. Ese alemán, Franz Fischer, estaba allí precisamente por ser antinazi, pero no tuvo problemas en convertirse en el agente F-479 de Heydrich por unos miles de francos. Fischer, o mejor dicho, F-479, fue enviado a Holanda con la misión de contactar con el MI-5, el Servicio Secreto británico, cosa que no le costó pues los ingleses andaban buscando alemanes antinazis. A F-479 se le encargó que propusiera a los ingleses un encuentro con supuestos generales y oficiales alemanes opositores a Hitler y así lo hizo; los británicos quedaron entusiasmados con la idea.

Entonces entró en acción Schellenberg. Este asumió la identidad del capitán Schaemmel, un oficial alemán que existía realmente (cosa que los británicos podían comprobar en el anuario de la Wehrmacht, aunque el verdadero Schaemmel había sido enviado prudentemente a Polonia) y de esa forma fue a reunirse de los británicos. Schellenberg se ganó rápidamente la confianza de los ingleses, que eran tres: el mayor Stevens, el capitán Payne-Best y el teniente Coppens (este último en realidad era un oficial holandés, aunque eso Schellenberg todavía no lo podía saber), y a partir del 20 de octubre se reunió varias veces con ellos en Holanda.

En una de las reuniones Schellenberg acudió acompañado, además de por F-479, por un hombre que se hacía pasar por general y jefe de la "resistencia alemana" (se trataba de un psiquiatra). Ese día los británicos les había tendido una pequeña trampa para averiguar si estaban siendo engañados; hicieron que los tres alemanes fuesen detenidos por la policía holandesa para que ésta les interrogase y registrase. Mientras estaba detenido, Schellenberg se dio cuenta de que de un estuche de aseo de Fischer (F-479) asomaba un sobrecito de aspirinas de las que distribuían las SS entre sus hombres, en el que se leía claramente "SS Sanität Hauptamt" (Departamento Sanitario de las SS). Rápidamente cogió el sobrecito y tiró un cepillo suyo al suelo; a la vez que se agachaba para recogerlo se metió en la boca el sobre de aspirinas y después de un gran esfuerzo se lo tragó.

Una vez puestos en libertad se marcharon con los ingleses y Schellenberg hizo como que negociaba con ellos; los británicos pedían que Alemania abandonase Austria, Checoslovaquia y Polonia y que cambiase su políca económica pues ésta perjudicaba a las industrias inglesas; Schellenberg se mostró de acuerdo pero dijo que entonces Alemania necesitaría compensaciones territoriales en África, cosa a la que los ingleses no vieron inconveniente alguno. En ese momento Schellenberg pasó a lo que le realmente le interesaba, que los británicos le hablaran sobre la verdadera red conspiratoria anti-nazi de Alemania. Éstos prefirieron quedar mejor otro día para hablar del tema, y la reunión quedó finalmente fijada para el 9 de noviembre.

La noche del 8 al 9 Schellenberg se despertó por los timbrazos del teléfono. Contestó y era nada menos que el jefe de las SS, el Reichsführer SS Heinrich Himmmler; éste le dijo que unas horas antes habían intentado asesinar a Hitler, que indudablemente era obra del Servicio Secreto británico y que raptara a los agentes ingleses al día siguiente.

Esa noche Hitler había lanzado un discurso en la gran cervecería de Munich Bürgerbräukeller durante la conmemoración anual del "putsch" de 1923. Teóricamente el acto se iba a prolongar hasta las diez de la noche pero inesperadamente el Führer decidió marcharse casi una hora antes (después diría que impulsado por "una voz interior"). Diez minutos después de que Hitler saliera de la cervecería se produjo en ella una tremenda explosión que destrozó casi todo el local; hubo seis muertos y sesenta heridos. Una bomba de relojería había estallado justo en el púlpito desde el que Hitler instantes antes había hablado.

Helmut Naujocks
Helmut Naujocks
El día 9 Schellenberg se sentó a tomar un aperitivo en un café de Venlo, Holanda, muy cerca de la frontera alemana; allí había quedado con los británicos. Éstos aparecieron en un Buick negro que Schellenberg ya conocía y se levantó a recibirles. En ese momento varios tipos de las SS de paisano dirigidos por Alfred Helmut Naujocks, (un agente provocador, saboteador y falsificador, hombre de confianza de Heydrich y que desaparecería al final de la guerra) fueron a por ellos. Los ingleses sacaron sus armas y comenzaron a disparar; al cabo de unos minutos Naujocks alcanzó al teniente Coppens y los tipos de las SS agarraron a los otros dos. Al cabo de un rato todos llegaron a Düsseldorf, en Alemania, y Coppens fue ingresado e intervenido quirúrgicamente pero falleció (Naujocks le diría antes de su muerte: "lamento haberle herido pero usted disparó primero"). Mientras, sus documentos fueron examinados y los alemanes descubrieron que se trataba de un oficial holandés.

El 10 de noviembre se detuvo a Georg Elser, un ebanista de Munich, cuando huía a Suiza. Era el hombre que había colocado la bomba en la Bürgerbräukeller. Elser fue interrogado junto a los dos agentes británicos; se mostró algo tímido y a la vez orgulloso de haber construido él solito la bomba de relojería, según él se trataba de una verdadera obra maestra. Siempre afirmó haber actuado por iniciativa propia y debido a que su hermano estaba encerrado en un campo de concentración, tan sólo admitió que dos individuos le habían prometido proporcionarle refugio en el extranjero pero desconocía quiénes eran. Hitler siempre opinó que actuaba de acuerdo con el Servicio Secreto pero esto nunca se pudo probar, y eso que se aplicó a Elser un suero de la verdad y se le hipnotizó.

Elser fue encerrado en campos de concentración, primero en el de Sachenshausen y después en Dachau. Paradójicamente fue bastante bien tratado y se dedicaba allí a sus trabajos de carpintería. Murió el 9 de abril de 1945, no está claro si fue finalmente asesinado por los nazis o si su muerte se debió a un bombardeo aliado. Los dos agentes británicos tampoco dijeron nunca nada ni en relación a Elser ni a ningún grupo de resistencia en Alemania. Permanecieron prisioneros hasta el final de la guerra. Schellenberg y Naujocks fueron condecorados por el propio Hitler en recompensa a su acción.

Todo este asunto sirvió para alimentar las paranoias de Hitler, aunque escaparía milagrosamente de los sucesivos intentos de borrarle del mapa. También acrecentó las sospechas de las SS, de Himmler y Heydrich, contra algunos jefes militares como Canaris, no obstante seguían sin poder probar nada. Y finalmente demostró a los alemanes cierta connivencia entre Holanda y Gran Bretaña teniendo así Hitler una excusa servida en bandeja para invadir su país vecino.


Eduardo VIII, Duque de Windsor

Eduardo VIII
Eduardo VIII, Duque de Windsor
El 20 de enero de 1936 el rey de Inglaterra Jorge V pasaba a mejor vida y le sucedía su hijo Eduardo. Sobrino del káiser Guillermo II, compartía la simpatía por el fascismo tan frecuente en esa época entre las familias reales después de que éstas hubiesen visto lo ocurrido al zar y su familia en 1918; el fascismo era la forma de detener al bolchevismo. Por otro lado, en 1929 Eduardo había conocido a Wallis Simpson, una multimillonaria estadounidense, casada y simpatizante de los nazis (parece ser que era amiga de Joachim von Ribbentropp, futuro ministro de Asuntos Exteriores alemán); y el caso es que se hicieron amantes. El nuevo monarca llegó al trono del Imperio Británico y se convirtió en Eduardo VIII, y desde el primer momento mostró a todo el mundo cuáles eran sus intenciones y simpatías.

En marzo de 1936 Hitler decidió ocupar la Renania, la región alemana al oeste del Rin, que estaba desmilitarizada por imposición del Tratado de Versalles; éste fue el primer pulso que el Führer le tomó a Gran Bretaña y Francia. A los franceses las intenciones de Hitler les supieron a cuerno quemado, pero no se atrevían a hacer nada sin apoyo británico; y resulta que en Gran Bretaña Eduardo le comentó al Primer Ministro Stanley Baldwin que si se tomaban medidas en contra de Alemania por lo de la Renania, abdicaría. Temiendo una crisis institucional Baldwin cedió, los británicos no hicieron nada, los franceses no hicieron nada y Hitler se salió con la suya logrando un triunfo propagandístico incalculable que tendría consecuencias bastante inmediatas.

Tras esto Baldwin le guardaba pocas simpatias al monarca y por tanto se propuso fastidiarle. Aunque éste ya era rey, técnicamente no lo sería del todo hasta que fuese coronado el 12 de mayo de 1937; se trataba de impedir tal hecho, pues de producirse el poder de Eduardo aumentaría. Ahora, tampoco se trataba de provocar una guerra civil como en los tiempos de Cromwell, había otra forma. Wallis Simpson.

Baldwin ordenó investigar a Simpson y averiguó que además de con Von Ribbentropp también mantenía amistad con otros nazis, pero lo importante fueron otras cosas, más escandalosas para la época que ser amiga de nazis: al parecer Wallis Simpson no había sido bautizada por ser hija ilegítima y en los años 20 había pasado por varios prostíbulos chinos mientras vivía en Shangai; también se había visto mezclada en historias de tráfico de drogas y casas de juego, e incluso había sido amante del conde Galeazzo Ciano, el yerno de Mussolini. A saber qué había de cierto en toda esa información, pero el caso es que se reunió en el llamado "Expediente Chino", que junto al hecho de que Wallis fuera una mujer casada suponía una verdadera bomba contra Eduardo.

En octubre de 1936 Wallis se divorció alegando adulterio y Baldwin decidió que era el momento: fue a ver a Eduardo y le comentó que su futuro matrimonio con esa mujer sería un escándalo inaceptable para el pueblo británico, y que si no cedía el Gobierno dimitiría. Eduardo le hizo frente y le contestó que la amaba y que si esa boda no era aceptable, pues abdicaría. Baldwin aceptó gustosamente la propuesta.

En los meses siguientes Eduardo trató de encontrar una solución a su terrible dilema (¿me caso o soy rey?), e incluso le consultó a Baldwin si cabría la posibilidad de que se casara con Wallis sin que ésta fuese reina (Baldwin le trató de hacer entender que tal cosa era imposible). Un rayo de esperanza llegó hasta Eduardo, una parte del pueblo le apoyaba en sus sueños, la Unión Fascista Británica, de sir Oswald Mosley. No sé si Eduardo atisbó cierta parcialidad en ese apoyo, pero se propuso realizar una consulta al pueblo y que fuese él quien decidiese su suerte; más o menos quería preguntar: ¿a quién preferís, a vuestro rey o al Gobierno?, es decir, pretendía conseguir tener más autoridad que el Gobierno mediante referéndum. Tal cosa obviamente se le impidió para evitar golpes de estado.

En esa situación Eduardo VIII abdicó en favor de su hermano (que se convertió así en Jorge VI) el 10 de diciembre de 1936 (parece ser que Wallis, escondida de la prensa en Francia, comentó que había sido un imbécil). Eduardo se convirtió así en el duque de Windsor y salió con Wallis de Gran Bretaña dado que de alguna forma se les hizo saber que su presencia allí no era muy grata. Ambos le cogieron mucho odio tanto a Gran Bretaña como a sus instituciones (fue mutuo, la prensa británica nunca trató a Wallis de "Alteza Real").

La desgraciada pareja decidió marcharse a Austria, pero allí recibió una misiva de Charles-Eugène Bedaux, un ingeniero industrial y multimillonario francés inventor del "Sistema Bedaux", una forma de optimizar el rendimiento de las empresas consistente básicamente en hacer trabajar más por menos sueldo. Bedaux, propietario de un gran emporio y muy relacionado con Henry Ford (un furibundo antisemita) y Krupp, les invitaba a celebrar la boda en su palacio de Candé, Francia.

Conviene comentar otros aspectos de Bedaux, y es que era un nazi convencido, amigo personal de Hermann Goering, Rudolf Hess y el propio Adolf Hitler; además había espiado para los alemanes durante la 1ª G.M. El hombre hasta tenía una casa en Berchtesgaden, cerca de la de Hitler. Bedaux siguió espiando para Alemania durante la 2ª G.M. y en 1941 los nazis le nombraron Consejero Económico y Experto en Producción del Reich. En 1942 estaba en el Marruecos francés, controlado por Vichy, y allí le sorprendió el desembarco aliado de la Operación "Torch"; trató de hacerse pasar por anti-nazi pero después de una cena con el general Eisenhower fue detenido por el servicio secreto de De Gaulle. Estuvo un año preso y entonces fue entregado al FBI. Dos meses después se suicidó (o "fue suicidado").





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