La capacidad de Boyd como teórico militar superó todos sus anteriores logros. Es una forma de pensamiento revolucionaria que no sólo puede utilizarse en la guerra terrestre o los conflictos en general, sino en cualquier relación entre personas:
-Obtener una idea clara del entorno mediante inducción y síntesis.
-Reconocer las fortalezas y debilidades tanto propias como las del enemigo.
Intentar que nuestra debilidad pase inadvertida, mientras empleamos la fuerza
contra sus debilidades.
-Operar en ciclos de decisión más rápidos que los del enemigo.
-Llevar a cabo las acciones más inesperadas, no aquellas que parezcan
más eficaces y vayan por el camino más corto. Ayúdate con
ataques de diversión y engaño.
-Realizar maniobras que debiliten al enemigo sin llegar a una batalla. Tomar
la capital con paracaidistas mientras el ejército enemigo está
bloqueando la frontera ganará la guerra. Enzarzarse en una línea
de trincheras causará sangrientas bajas a ambos lados, así que
incluso si ganas en términos de bajas, será una derrota estratégica
al no poder explotar la victoria.
-Obtener la iniciativa, y más importante, conservarla. Una vez estamos
dentro del ciclo de decisión enemigo, un error que cometen muchos comandantes
es detenerse, ´´ para cubrir los flancos, restablecer líneas
de suministro ´´, etc. Es entonces cuando permiten al enemigo recuperarse
y pierden su ventaja.
-Llevar a cabo acciones múltiples que dejen abiertas varias puertas.
La variedad es la clave del éxito.
-El OODA loop también se aplica a la defensiva o cuando nos quedamos
bloqueados. Aquel que mejor y, sobre todo, más rápido sepa reaccionar
a imprevistos, ganará. No te enfrentes a los puntos fuertes, bordéalos.
Esto incluye la mayor velocidad posible en pasar de una maniobra a otra para
adaptarse a las circunstancias y provocar diferentes problemas al enemigo.
-Total confianza entre el comandante y sus subordinados. Todos deben saber cuál
es el Schwerpunkt, el objetivo último de la campaña y el único
que de verdad importa. Esto causará armonía entre los movimientos
de diferentes fuerzas del mismo bando.
-La sincronización es imposible en un escenario de guerra real, ya que
no tiene en cuenta los imprevistos. Por tanto, es la armonía entre varias
fuerzas el verdadero éxito de un ejército.
-Sistema de mando descentralizado. Los subordinados deben ser capaces de tomar
decisiones por sí mismos cuando encuentren obstáculos, y ellos
mejor que nadie pueden evaluar los problemas a los que se están enfrentando.
-Mínimo apoyo logístico, en orden de mantener la mayor movilidad
posible en las tropas sobre el terreno.
John, además, hacía distinción entre tres tipos de guerra.
La guerra física es la única a la que suelen hacer caso los militares,
y en la teoría de Boyd se identifica con la guerra de maniobra. Pero
además existe la guerra moral. Aparecer a las espaldas de una posición
defensiva hará que los soldados enemigos se sientan inútiles y
su capacidad de combate se desplome. Y falta la más importante, la guerra
psicológica: dominar las mentes de nuestros enemigos. Si nuestro ciclo
de decisión es más rápido y estamos siempre sorprendiéndoles,
su capacidad para tomar decisiones caerá en picado. Como se ve, Boyd
no dice ´´ los tanques están obsoletos ´´ o ´´
los aviones stealth son el futuro ´´. Boyd ya ni siquiera prestaba
atención a esas cosas. Dos frases representan a la perfección
lo que opinaba:
-´´ Las máquinas no combaten en las guerras. La gente lo
hace. Y usan sus mentes. ´´
-´´ Gente, ideas, material – en ese orden. ´´
Lección aprendida: la tecnología debe apoyar y reforzar el comportamiento, no controlarlo.
A finales de los 70, estaba naciendo un movimiento de protesta en el corazón
de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Muchos jóvenes oficiales se
preguntaban qué podía haber pasado para que perdieran en Vietnam.
Estados Unidos había lanzado más bombas que en cualquier otra
guerra. Más de medio millón de soldados americanos se habían
desplegado en el Sudeste asiático. La superioridad tanto aérea,
como naval y terrestre había sido total. Pero toda la maquinaria bélica
del país más poderoso de la Tierra había sido derrotada
por una panda de guerrilleros. En las F.F.A.A., la opinión era de todo
menos auto-crítica. Como si el récord aéreo no fuera lamentable,
como si los bombardeos no hubieran fracasado, como si el consumo de drogas no
hubiese sido algo extendido, como si Saigón no fuese ahora comunista,
en definitiva, como si no hubieran perdido la guerra. Se limitaban a echarle
la culpa a los políticos con la excusa de que no les habían dado
medios, a la sociedad por no apoyarles, etc. y se consolaban diciendo ´´
matamos más de los suyos que ellos de los nuestros ´´. Los
militares americanos habían fallado a la hora de comprender la mente
del enemigo. Habían librado una típica guerra de desgaste, por
fuerza bruta, y habían sido derrotados por un enemigo que había
utilizado tácticas inesperadas, evadido sus debilidades y fortalezas
del adversario, para aprovechar sus fortalezas en contra de las debilidades
de su enemigo. El Vietcong rehuyó el enfrentamiento directo y usó
sus mínimas necesidades logísticas para crear una guerra de guerrillas
donde lo que primaba era el conocimiento del terreno y la alta movilidad y capacidad
de supervivencia de sus tropas, que se estructuraban en pequeños grupos
para actuar y desaparecer. También hay que destacar su uso de la publicidad
para hacer que la opinión pública americana se pusiese en contra
de sus propios soldados. O la fracasada guerra aérea americana. Los estadounidenses,
que se sentían como un pez en el desierto en el entorno selvático,
acostumbrados a la buena vida y atados a su tren logístico, fueron incapaces
de enfrentarse a esta amenaza y sufrieron la derrota más ignominiosa.
Ni siquiera podían controlar su propia zona, Vietnam del Sur. Enfurecidos
por esto y por la incapacidad de sus superiores para admitir responsabilidades,
los jóvenes oficiales se rebelaron. Había nacido la Reforma, un
movimiento que tendría en jaque al Pentágono durante años.
Por fin había llegado alguien que quería sacudir las telarañas
de la incompetencia.
Boyd no actuó en la primera línea de la Reforma, sin embargo, fue mentor y consejero de algunos de los refomistas más destacados. La Reforma era un montón de pequeños grupos que actuaban independientemente, cada uno en su rama de las Fuerzas Armadas, pero veían a Boyd como a un líder. Jim Fallows, un reportero del Atlantic Monthly, entró en contacto y estuvo medio día escuchándolo a él, a Spinney y a Sprey. Quedó fascinado y empezó a publicar sobre estos hombres. En 1978 Spinney publicó un reportaje, ´´ Defense facts of life: plans/reality mismatch ´´ (hechos de la defensa en la vida: parecidos entre planes y realidad), clasificado en teoría, pero que se podía encontrar fácilmente en versiones desclasificadas. El reportaje era demoledor. Mostraba con datos irrefutables todas las chapuzas de la Fuerza Aérea. El maravilloso F-15 era más caro de mantener que el vetusto y enorme B-52. La operatividad estaba siempre baja. Si llegase una guerra, los Eagle no podrían ni despegar. Los periodistas, siempre buscando historias reveladoras, se fijaron en concreto en que unos sargentos estaban teniendo que comprar piezas de la cadena de electrónica Radio Shack para mantener al F-111 volando. A partir de ahí, la palabra fue imparable.
A finales de los 70, un oficial de los Marines con un brillante historial de guerra en Vietnam llamado Mike Wyly preguntó a Bill Lind, la persona que había bautizado a los reformistas, sobre alguien que supiese de la guerra. Había entrado y abandonado Quantico, donde estaba la Academia de Guerra Anfibia (AWS), pensando en cambiar las cosas, pero no había cambiado nada. Ahora entraba otra vez y quería hacer algo. Lind le recomendó sin dudarlo a un Boyd. Era un viejo coronel retirado de la Fuerza Aérea, que difícilmente caería bien a los jóvenes oficiales del AWS. Pero quería sacar al Cuerpo de Marines de su estancamiento doctrinal. Había que probar. Llamó a Boyd:
-He oído que tienes una teoría sobre la guerra.
-No es una teoría. Es una charla. La llamo Tendencias del Conflicto.
Dura cinco horas.
-Mi clase sólo tiene dos horas. –Rió.
-No puedo hacerlo en dos. Necesita cinco.
-No tenemos cinco horas.
-Entonces no tienes ninguna.
Boyd era así: la charla tenía que darse completa, era la única manera para él. Finalmente, Boyd dio su charla en la AWS. Era un viejo coronel retirado de la Fuerza Aérea y venía a decirles a los Marines cómo se hacía la guerra. Pero al acabar el día, era un ídolo para ellos. Por fin tenían algo nuevo. Boyd no les dijo nunca ´´ así se hace un desembarco ´´. Les mostró su teoría, y les enseñó a pensar y a hacerse preguntas. Estaban cansados de la vieja doctrina de desembarcos lineales, guerra de desgaste, proteger los flancos, fuerzas sincronizadas. Querían de llevar a cabo ejercicios libres de competición (que son los que ponen de relieve las verdaderas capacidades de un comandante, al menos en tiempo de paz), de guerra moral y maniobrera, de debate sobre los conflictos.
Las ideas de Boyd y Wyly, convertido ahora en el sexto y último Acólito, a menudo fueron despreciadas. Mike odiaba Quantico. Daba la casualidad de que la sede doctrinal tenía una de las mayores concentraciones de inmovilistas e inútiles del Cuerpo. Especialmente doloroso era para Wyly su jefe, el general Sullivan. En una ocasión, éste rechazó el manual que había redactado porque ´´ era todo nuevo ´´. Mike abandonó de nuevo Quantico. Boyd le apoyaba en todo momento para que no se rindiese, para que siguiese combatiendo por cambiar el Cuerpo. Otra vez regresó a Quantico, esta vez para quedarse un tiempo. Las ideas de Boyd acabaron calando en el Cuerpo y formando su doctrina operacional. Posteriormente, los Marines reconocerían a Boyd como uno de los suyos. Al entierro de Boyd, acudirían decenas de miembros del Cuerpo, contra tan sólo dos oficiales de la USAF.
Estamos en los 80. Reagan ha ganado las elecciones y dice que quiere ´´
rearmar América ´´, lo que significa desarmarla a base de
comprar productos tan caros que sólo se adquirirían unos cuantos,
los cuales volarían una vez al año. Los años de Reagan
fueron los años del despilfarro extremo y sin sentido: la ´´
guerra de las galaxias ´´, A-12 Avenger, B-2 Spirit, Advanced Tactical
Fighter (F-23 y F-22), el resucitado B-1 Lancer, y tantos proyectos irracionalmente
caros y complejos. La complejidad y precio del arma son inversamente proporcionales
a su repercusión posterior en conflictos: en efecto, el F-16 ha sido
estas décadas el caballo de tiro de la USAF, mientras los B-1 y B-2 cogían
polvo. Eso cuando los proyectos no se cancelaban directamente antes de entrar
en servicio. Una década antes se había diseñado un avión
de ataque stealth efectivo, el F-117 Nighthawk, a un precio razonable. Ahora
parecía imposible. ¿Por qué? Pues por la determinación
de los militares y contratistas de tirar todo el dinero en estupideces. Los
reformistas estaban siendo testigos de aquello que querían combatir.
Spinney era el hombre de las portadas de los periódicos, el que combatía
en primera línea. En 1984 publicó otro trabajo, en esta ocasión
una charla titulada ´´ Is history repeating itself? ´´
(¿está la historia repitiéndose?). La administración
Reagan había desdeñado las críticas de los reformistas,
diciendo que todo lo que criticaban eran cosas del pasado. De nuevo, Spinney
los dejó totalmente K.O. Sus investigaciones, sin un solo error factual,
demostraron que no sólo se estaban repitiendo los errores, sino que se
estaban amplificando. El Pentágono odiaba a los reformistas. La paranoia
que tenían es realmente graciosa. Enviaban espías a sus reuniones
de amigos, o a revisar sus escritorios y estanterías en busca de material
´´ peligroso ´´. Un coronel fue encontrado con un documento
titulado ´´ La gran rueda conspiratoria ´´, mostrando
los rostros de los Acólitos y sus conexiones con congresistas, senadores,
militares, etc. No andaban muy acertados, ya que habían colocado a Christie
en el centro, cuando en realidad Thomas sólo daba apoyo a Spinney y Boyd,
que eran los que llevaban las riendas. Pero vaya, que cualquiera diría
que estaban luchando contra la mafia. El argumento principal es que los reformistas
eran ´´ anti-tecnológicos ´´, que planteaban
una especie de regreso a la era de las cavernas.
![]() El A-12 Avenger representa a la perfección el derroche
sin sentido de la era Reagan
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