La guerra de los seis días
El T-55, uno de los carros de combate que equipaba Egipto
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Tras el conflicto en el Canal de Suez, se vivió un periodo de relativa
paz (Al margen de las ya habituales escaramuzas) entre Israel y sus vecinos, pero
a mediados de la década de los 60, la tensión entre estos aumentó.
En esos años de calma Israel había experimentado un gran crecimiento
aumentando su producto interior bruto y su comercio exterior y además su
industria estaba en una constante expansión. También se había
hecho un hueco en el ámbito internacional destacando como país del
bloque occidental dentro del sector árabe fuertemente vinculado al bloque
soviético. Este fue uno de los motivos por los que termino estrechando
lazos con muchos pises, incluso con Gran Bretaña que les suministró
carros blindados. Por su parte, los países árabes más cercanos
se habían armado fuertemente con material soviético, lo que les
otorgaba la capacidad de abalanzarse de nuevo sobre Israel, esta vez con mas garantías
al estar prevenidos sobre la capacidad bélica de Israel tras los dos anteriores
conflictos. Ya en 1.967, los ataques de comandos terroristas infiltrados a través
de Egipto y Jordania se estaban intensificando, Siria bombardeaba los asentamientos
agrícolas de Galilea con su artillería desde los Altos del Golán
y Nasser comenzaba a mostrarse de nuevo agresivo y provocativo mediante amenazas
directas contra Israel. Los países de la antigua coalición árabe
de la guerra de 1.949 aun clamaban venganza y ahora fuertemente rearmados podían
ejecutarla, por su parte la URSS también deseaba una guerra contra Israel
por diversas causas, entre ellas aplastar ese aliado de occidente y dar salida
a su material bélico. Para ello, ofreció a Nasser informes falsos
mediante su inteligencia local (La KGB contaba con una importante presencia en
Egipto) de los que se podía extraer que Israel planeaba alguna acción
bélica. Por estos motivos Egipto, concienciado de ser el representante
de los árabes, decidió ceder y prepararse para una nueva confrontación
con el estado judío.
En esta ocasión Nasser optó por una campaña planificada
a gran escala cuyo detonante vendría dado por algún incidente
tras una escalada de tensiones y provocaciones. Las primeras acciones fueron
cortar la navegación israelí en el estrecho de Tirán, instar
a la ONU a que retirase los cascos azules del territorio egipcio y ocupar la
península del Sinaí con una gran fuerza militar. Los árabes
sabían que para ganar esta vez deberían propiciar un contundente
golpe que acabase con las fuerzas armadas israelíes en su totalidad,
y para ello, Nasser concentró en el Sinaí unos 100.000 efectivos
de infantería ligera junto a 1.000 carros de combate. En total, Egipto
y los otros dos países hostiles (Siria y Jordania) junto con los contingentes
enviados por Sudán, Argelia, Irak, Kuwait y Arabia Saudí sumaban
en torno a medio millón de efectivos, unos 2.000 carros de combate y
700 aviones de combate reactores aproximadamente. Los ejércitos comenzaron
a movilizarse, hasta que a principios de junio la guerra parecía inminente.
Ante estas perspectivas Israel no tenía posibilidades de vencer en una
campaña convencional, ya que las fuerzas opositoras le superaban con
creces. Era el momento de poner en práctica uno de los principales principios
de las fuerzas armadas israelíes; asestar el primer golpe mediante un
ataque preventivo. Dada la enorme tensión y despliegue militar, esto
era casi imposible sin que este fuese detectado, por lo que se ideó un
plan de distracción con el fin de encubrirlo. Este comenzó el
3 de junio (Sábado) para poder usar el fin de semana como excusa para
simular una bajada de guardia y aparentar que Israel, aparentemente, se mantenía
al margen de la fuerte escalada militar cerca de sus fronteras. Los soldados
se fueron de permiso y en los periódicos se publicaban imágenes
que denotaban un ambiente de calma tratando temas banales, sobre todo dada la
situación reinante. En resumen, Israel pretendía demostrar ante
sus vecinos árabes que no pensaba prepararse para un conflicto inminente.
Eso les hizo bajar la guardia. Mientras tanto, secretamente, la Heyl Ha´Avir
(Fuerza Aérea Israelí, también conocida como IAF) planeaba
un ataque a gran escala sobre las bases aéreas de sus enemigos para hacerse
con la superioridad aérea total en el inminente conflicto.
Dassault Mirage III CJ, principal caza de la IAF
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El día 5 de junio se inició la Operación Moked, en la
que unos 200 aviones de combate israelíes, en su mayoría cazabombarderos
Dassault Mirage III CJ de fabricación francesa, despegaron a la mañana
para lanzarse contra las nueve principales bases aéreas egipcias. Concretamente
dos cercanas al Cairo, dos en la península del Sinaí, tres situadas
en la zona del canal de Suez y otro par en Alejandría. El inicio de los
ataques se produjo a las 7:45. La elección de esta hora se debe a que
en ese momento los pilotos egipcios se encontraban desayunando y sus aviones
en tierra, por lo que el combate aire-aire quedaría reducido a algunos
encontronazos aislados con patrullas de vigilancia y así se lograría
minimizar las bajas aéreas. Volando bajo para evitar el radar de vigilancia,
los radares de otros cazas y las defensas anti-aéreas, los aviones israelíes
se encaminaron a sus objetivos. Dado que los principales objetivos eran los
aeródromos y los aviones enemigos, el armamento que se portaba era ligero
para aumentar la cantidad de blancos a abatir por avión. Concretamente
se utilizaron cohetes no guiados, bombas (Entre las que se encontraban bombas
anti-pista) y los cañones DEFA de 30 mm. Estos últimos también
eran aptos para el combate aire-aire y se utilizaron en el mismo junto al misil
infrarrojo Shafir I (Si bien este ultimo a menor escala). A las 10:45 Israel
había
aniquilado
la fuerza aérea egipcia. Tras este ataque y al
mediodía le tocó el turno a Siria, Jordania e Irak. Los ataques
se sucedían sin cesar y sin descanso para los pilotos, que ni siquiera
apagaban los motores para repostar combustible y reaprovisionarse de armamento.
En el primer día de guerra, la IAF destruyó 391 aviones en tierra
y derribó 60 aviones en el aire (48 de ellos utilizando el cañón)
frente a 46 aviones perdidos y 24 pilotos muertos. La superioridad aérea
fue alcanzada con creces y la fuerza aérea se pudo dedicar al vital objetivo
de ofrecer apoyo a las fuerzas de tierra lanzando ataques contra las concentraciones
de enemigos entrantes. Esta nueva labor fue repartida entre los Mirage, los
Súper Mystere y Ouragan.
La famosa y compacta UZI de fabricación israelí
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El ejército de tierra también fue modernizado tanto en organización
como en equipamiento. En el primer término, tras el conflicto del Canal
de Suez, Dayan rectificó su inicial doctrina en la que la infantería
ligera ostentaba la mayor importancia en detrimento de la infantería
acorazada (Teóricamente se tenia que limitar a darles apoyo cuando fuese
necesario), pasando a una nueva basada en grandes formaciones acorazadas. Estas
fueron denominadas Ugdas y comprendían número variable de brigadas
acorazadas y mecanizadas. En el ámbito del equipamiento, se adquirieron
en torno a 200 carros estadounidenses M-48 Patton y 250 carros británicos
Centurión Mk. III y V mas modernos y eficaces que los obsoletos Sherman
que fueron modernizados para poder mantenerlos en servicio activo. También
pasaron a engrosar las filas del Zahal numerosos obuses, morteros y armas anticarro
como los misiles franceses filo-guiados S-11. El principal fusil para la infantería
fue el FN/FAL belga, fusil automático de 7,62 mm, reservándose
las más compactas UZI de fabricación local para los comandos,
paracaidistas, tripulaciones, etc…
Avión israelí prestando un vital apoyo a las tropas terrestres
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Gracias al eficaz apoyo de los aviones israelíes el ejército de
tierra pudo avanzar en todos los frentes a pesar de la superioridad enemiga. Concretamente
en el egipcio, los ataques comenzaron a la media hora del inicio del ataque aéreo
creando aún más confusión. La primera acometida fue por la
franja costera del Sinaí y su objetivo era El-Arish, un pueblo costero
a unos 30 kilómetros de la franja de Gaza. A pesar de la gran resistencia
egipcia, se logró alcanzar el pueblo para loa mañana del día
siguiente. Unos pocos kilómetros al sur se le encargó a Sharon la
toma de Abu Agueila. Dada la situación de atrincheramiento de las posiciones
egipcias, un ataque directo habría supuesto numerosas pérdidas así
que manteniendo su línea de actuación, Sharon ordeno una infiltración
nocturna de paracaidistas para destruir los numerosos cañones que amenazaban
la operación, tras lo cual se produjo el ataque directo que se saldo sin
demasiadas complicaciones para los hebreos. Más al sur aun penetraron otras
brigadas. En general, en el segundo día de conflicto, las tropas desplegadas
en el Sinaí comenzaron a avanzar hacia el oeste y el sur ya que habían
neutralizado al ejército egipcio y se disponían a ocupar ellos el
Sinaí mientras una brigada de infantería de reserva ,junto a blindados
y paracaidistas atacó y tomó Gaza. Los efectivos egipcios que quedaban
se batieron en retirada ante este avance con la intención de huir a través
de Suez, pero los israelíes no les iban a permitir marcharse tan fácilmente
tras lo ocurrido. Enviaron carros e infantería motorizada a toda velocidad
con la intención de cortarles la huida en el paso de Mitla, donde durante
el conflicto de Suez se produjo el asalto con paracaidistas. La brusquedad con
la que se decidió este movimiento dado que no estaba planeado, hizo que
los carros partiesen a la carrera de forma que sin estar correctamente reaprovisionados
se fueron quedando en el camino sin combustible, llegando al paso solamente nueve,
cuatro de ellos a remolque, acompañados de algunos transportes semi-oruga.
Allí resistieron la feroz acometida de los egipcios, ya que sabían
que les iba la vida en ello. Ya el día 7 (Tercero de conflicto) llegaron
refuerzos y la aviación judía tomó buena cuenta de un gran
número de vehículos egipcios. De nuevo lograron sangrar las fuerzas
militares egipcias de una forma rápida y eficaz. Todo el Sinaí estaba
bajo poder israelí cuando el día 8 llegaron al canal de Suez las
tropas hebreas donde izaron su bandera. La situación era tensa, ya que
nada impedía a los judíos avanzar por Egipto hasta llegar a El Cairo.