Cabe señalar que la trayectoria seguida en esta fase consiste en un
ascenso vertical seguido de una inclinación cada vez más pronunciada.
Esta trayectoria se proyecta en la superficie terrestre como una línea
recta que parte del punto de lanzamiento y se dirige al objetivo. Es decir,
el misil la sobrevolará durante su ascenso. Es habitual ubicar los puntos
de lanzamiento de forma que ningún núcleo poblado de encuentre
bajo esa línea, al menos durante los primeros segundos de lanzamiento,
ya que el misil se encuentra cerca de la superficie y la elevada potencia de
los motores de la primera fase los hace relativamente inestables. Esto puede
dar lugar a que el misil explote (Sobre todos los basados en propelente líquidos)
y con el la carga nuclear, que difícilmente detonará, pero si
esparcirá sobre la superficie gran cantidad de materiales altamente radiactivos.
Lanzamiento de un ICBM Minuteman. En la foto de larga exposición
se aprecia parte de su ruta en la fase de aceleración
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Una vez finalizada esta fase, en la que los propulsores han dotado al misil de una velocidad en torno a los 25.000 km/h, se inicia la balística, donde la ruta del misil ya está decidida. Debido a su impulso la ojiva seguirá subiendo pero la atracción de la gravedad la hará caer, por ello mientras aún asciende llegará a un punto donde dejará de ascender para volver a la tierra. Ese punto es el apogeo, el más alto sobre la superficie terrestre en el viaje del misil. Todo esto se desarrolla fuera de la atmósfera gaseosa de la tierra por lo que al no haber fricción, nada reducirá su velocidad tras la separación de los propulsores. La fase balística termina con la entrada de la ojiva o vehículo de reentrada en la atmósfera terrestre iniciándose la fase de reentrada. Esto se da a una altura de 120 kilómetros. Diagrama de la ruta de un ICBM.
Fase y vehículo de reentrada
TPS de ablación tras una reentrada
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Vahículo de reentrada RVX-1 exhibido en el museo Smithsonian junto a un meteorito
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Una vez dentro de la atmósfera, la cabeza nuclear podía estar programada para estallar a una determinada altura o en la superficie. Hay que señalar que la bomba no podía explotar antes de haberse iniciado la fase de reentrada, ya que estaba diseñada para no armarse hasta que la computadora de abordo confirmase que se habían ejecutado las tres fases de viaje. Una vez armada, dependiendo de su misión explotaba en la ionosfera para crear un manto de partículas y radiaciones que interfiriese las comunicaciones y si era de gran potencia, neutralizase los equipos electrónicos. Si su objetivo eran grandes núcleos urbanos detonaba a algunos centenares de metros de altura para maximizar su área de destrucción, y si su objetivo eran estructuras reforzadas podían explotar incluso por espoleta de contacto. No obstante, esto se verá mas adelante en un artículo dedicado a los conceptos de la guerra nuclear.
Los 3 MIRV de un Minuteman III
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