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Cabe señalar que la trayectoria seguida en esta fase consiste en un ascenso vertical seguido de una inclinación cada vez más pronunciada. Esta trayectoria se proyecta en la superficie terrestre como una línea recta que parte del punto de lanzamiento y se dirige al objetivo. Es decir, el misil la sobrevolará durante su ascenso. Es habitual ubicar los puntos de lanzamiento de forma que ningún núcleo poblado de encuentre bajo esa línea, al menos durante los primeros segundos de lanzamiento, ya que el misil se encuentra cerca de la superficie y la elevada potencia de los motores de la primera fase los hace relativamente inestables. Esto puede dar lugar a que el misil explote (Sobre todos los basados en propelente líquidos) y con el la carga nuclear, que difícilmente detonará, pero si esparcirá sobre la superficie gran cantidad de materiales altamente radiactivos.

Minuteman
Lanzamiento de un ICBM Minuteman. En la foto de larga exposición se aprecia parte de su ruta en la fase de aceleración

Una vez finalizada esta fase, en la que los propulsores han dotado al misil de una velocidad en torno a los 25.000 km/h, se inicia la balística, donde la ruta del misil ya está decidida. Debido a su impulso la ojiva seguirá subiendo pero la atracción de la gravedad la hará caer, por ello mientras aún asciende llegará a un punto donde dejará de ascender para volver a la tierra. Ese punto es el apogeo, el más alto sobre la superficie terrestre en el viaje del misil. Todo esto se desarrolla fuera de la atmósfera gaseosa de la tierra por lo que al no haber fricción, nada reducirá su velocidad tras la separación de los propulsores. La fase balística termina con la entrada de la ojiva o vehículo de reentrada en la atmósfera terrestre iniciándose la fase de reentrada. Esto se da a una altura de 120 kilómetros. Diagrama de la ruta de un ICBM.


Fase y vehículo de reentrada

RV
TPS de ablación tras una reentrada
Como ya dijimos, al desarrollarse la fase balística fuera de la atmósfera, hasta el momento de la reentrada en la misma, la velocidad se mantiene, por lo que los gases de la ésta generan una gran fricción sobre el vehículo de reentrada, que es donde se aloja la cabeza nuclear, así que a éste se le da una forma lo más aerodinámica posible. A causa de la fricción, la energía cinética de la ojiva se transforma en calor. En esta transformación entran en juego el tamaño de la ojiva y su forma, la densidad atmosférica y la velocidad. Al entrar en la atmósfera, la velocidad ronda Mach 25 y al llegar a superficie, ésta es inferior a Mach 1, es decir, toda esa energía cinética se ha transformado en energía calorífica, lo que provoca que el vehículo alcance temperaturas del orden de 11.000 grados en algunos puntos. Pocos materiales soportan esas temperaturas, por lo que para proteger a la ojiva, a esta se le ha dotado de un escudo térmico denominado TPS (Thermal Protection System, sistema de protección termal). Existen tres tipos de TPS; De ablación, escudo de radiación termal y mixto. En el caso del primero el escudo se irá deshaciendo a causa del calor disipando la energía térmica al fundirse y vaporizarse. El compuesto más utilizado para este fin está basado en el silicio y está combinado con fibra de carbono. Este escudo se mantendrá hasta que la velocidad de la ojiva se haya reducido a límites aceptables en cuanto a fricción y calor. El segundo se basa en un recubrimiento de materiales cerámicos que aíslan la ojiva de las altas temperaturas. El mixto consiste en una combinación de ambos. En cualquier caso, siempre se busca que el vehículo de reentrada emita la menor cantidad de calor posible para dificultar su detección por parte de las defensas enemigas.

RV
Vahículo de reentrada RVX-1 exhibido en el museo Smithsonian junto a un meteorito

Una vez dentro de la atmósfera, la cabeza nuclear podía estar programada para estallar a una determinada altura o en la superficie. Hay que señalar que la bomba no podía explotar antes de haberse iniciado la fase de reentrada, ya que estaba diseñada para no armarse hasta que la computadora de abordo confirmase que se habían ejecutado las tres fases de viaje. Una vez armada, dependiendo de su misión explotaba en la ionosfera para crear un manto de partículas y radiaciones que interfiriese las comunicaciones y si era de gran potencia, neutralizase los equipos electrónicos. Si su objetivo eran grandes núcleos urbanos detonaba a algunos centenares de metros de altura para maximizar su área de destrucción, y si su objetivo eran estructuras reforzadas podían explotar incluso por espoleta de contacto. No obstante, esto se verá mas adelante en un artículo dedicado a los conceptos de la guerra nuclear.

MIRV
Los 3 MIRV de un Minuteman III
Como se comentaba al principio del artículo, un ICBM es una plataforma demasiado cara como para lanzar cualquier otra ojiva que no sea nuclear, pero ¿Y si en vez de cargar una ojiva nuclear cargamos varias? A pesar de tener que ser más pequeñas y ligeras que una sola, siempre es más eficaz repartir el poder de destrucción en varios objetivos. Por ejemplo, 5 cabezas nucleares de 1 megatón lanzadas contra diferentes objetivos (O sobre el mismo) causarán más destrucción que una sola de 5 megatones. Por ello, desde principios de los años 70, la tendencia ha sido la de incluir varias cabezas nucleares en cada misil. Estas reciben el nombre de MIRV (Multiple Independent Reentry Vehicles, múltiples vehículos de reentrada independientes). Realmente, lo que carga el misil son varios vehículos de reentrada, los cuales se separan antes de entrar en la atmósfera dirigiéndose a sus objetivos.





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